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Carbohidratos y el Aumento de Peso I




El carbohidrato es un compuesto o molécula orgánica que contiene carbono, hidrógeno y oxigeno, a través del metabolismo son quemados para producir energía al tiempo que liberan dióxido de carbono (CO2) y agua (H2O). Los encontramos en forma de almidones y como diferentes tipos de azúcares, son clasificados según el número de unidades de azúcar de que disponen y utilizados en forma de glucosa para el organismo.


En una persona la concentración de este macronutriente en su organismo puede establecerse entre 8,3g a 14,5g por cada kilo de peso corporal, por lo que una persona con un peso de 65 kilos dispondrá de entre 540g i 940g de carbohidratos en su cuerpo.


Su principal función es la de proveer energía al organismo, es decir, la de transformarse en glucosa, esta constituye la mayor fuente de energía y la de más rápida y fácil obtención. Cada gramo de carbohidrato proporciona 4 kcal de energía al cuerpo, sin importar la fuente de la cual provenga. Por otro lado, los hidratos de carbono también resultan imprescindibles para el correcto funcionamiento de las células, tejidos y órganos. El cerebro también necesita su aporte de glucosa ya que de él depende su correcto funcionamiento, por lo que se hace indispensable mantener unos niveles de glucosa en sangre estables. Para cubrir las necesidades cerebrales diarias se estima que se requieren aproximadamente 130gr de glucosa al día. Ésta puede provenir de los carbohidratos aportados a través de la dieta, de las reservas de glucógeno y de la conversión de determinados aminoácidos derivados de la degradación de las proteínas.


La hormona encargada de regular y mantener estable la glucosa es la ya conocida y famosa insulina.

¿Cómo afectan los niveles de glucosa al Peso Corporal?


Ya vas conociendo un poco todo este proceso, lo cierto es que daría para escribir una enciclopedia, pero nos seguiremos limitando a explicar lo más relevante para dejar material para proximos artículos.


Seguimos, también debes saber que el azúcar es almacenado en el hígado en forma de glucosa, y esta aunque es indispensable para un correcto funcionamiento en el metabolismo de las grasas puede saturar al hígado, este tiene una capacidad de almacenaje limitada, lo que provoca que cuando se sobrepasan sus niveles, el exceso de glucosa retorna al torrente sanguíneo en forma de ácidos grasos y estos son trasladados a las distintas zonas del cuerpo con menor actividad, por ejemplo, nalgas, barriga y muslos, lo que provoca su aumento.


Dichos espacios también son limitados en un principio, ya que lleva un tiempo aumentar la capacidad de sus células para que almacenen más ácidos grasos, en resumen, se necesita un tiempo para que el cuerpo aumente de volumen y de peso. Una vez estos depósitos se llenan, y a la espera de su aumento en cuanto a capacidad, la glucosa sobrante se dirige a los órganos más activos, corazón y riñón, hecho que provoca una reducción en su actividad y su función lo que conlleva a la obtención de tejidos degenerados y convertidos en grasas.


El resultado de todo este proceso es un cuerpo ralentizado y que lucha por sobrevivir en un medio para nada beneficioso, el sistema linfático se satura y la calidad de la sangre empeora.


A grandes rasgos, unos niveles estables de glucosa en sangre facilitarán al cuerpo abastecerse de las reservas de grasa para obtener energía, con lo cual éstas empezaran a disminuir mientras tu comenzarás a reducir volumen y a adelgazar.





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